
Del Mundo a Cristo
"El Drangoncito", de Sicario a Evangelizador.
Clemente era un sicario de Los Mexicles, organización criminal que disputa el control de Ciudad Juárez a La Línea, Los Aztecas y a Los Artistas Asesinos. Durante 20 años, y bajo los efectos de las drogas, cometió todo tipo de delitos. “Hice de todo, menos violar”, dice con convicción.
Su estancia en diversas prisiones le permitió conocer cómo se mueve la corrupción dentro de los penales. Hoy se dice redimido y se dedica a “predicar la palabra de Dios”. Eso le permite confesarse y contar su historia.
Cuando tenía 12 años, a partir de la muerte de su padre, comenzó a convivir con la gente mayor del barrio.
“Usaba pastillas, marihuana, tinta para zapatos, thinner y gotas para los ojos. Perdí mi niñez, mis sueños. En lo único que pensaba era en conseguir dinero para las dosis que costaban unos 50 varos”, lamenta.
Se metía a las casas para robar aparatos electrónicos y demás objetos de valor, por lo que fue remitido varias veces al Titular de Menores.
“Mi madre siempre estaba esperándome para hacerme ver lo malo de esas personas. Lloraba cada vez que me encerraban. Sus lágrimas me conmovían, pero sólo por un momento. Ya estando libre, las olvidaba y seguía drogándome y delinquiendo”.
Así fue por varios años hasta que a los 16 ingresó por primera vez al Centro de Readaptación Social de Juárez acusado de robo. Desde entonces entró y salió de varias prisiones. Fue en uno de esos ingresos donde se ganó el apodo de El Dragoncito.
“Mi apodo es porque al inyectarme heroína mi cuerpo experimentaba un satisfacción que hacía que mis pelos se me levantaran y mi corazón se me quería salir. Cuando llegaba a mi estómago, todo lo que había comido lo vomitaba. Por eso el apodo”.
Se le pregunta cuál fue su primer crimen grave.
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Fuente: Universaltv.com.mx
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