Rebeca Bitrus, Cristiana, no accedió a lo que ellos más querían, que cambiase de religión.


Rebeca Bitrus fue rehén de la secta integrista nigeriana durante dos años. Los terroristas ahogaron a uno de sus hijos, la violaron y golpearon, pero ella resistió el cautiverio hasta una huida milagrosa.


Rebeca Bitrus conoció en su cautiverio a algunas de las niñas de Chibok. Una de ellas le sugirió que se convirtiera al islam como le decían sus captores o vería de lo que eran capaces. Pues nada, no lo hizo. Dos años en manos del grupo terrorista nigeriano Boko Haram, a merced de violaciones y golpes, de abusos y trabajos forzados; dos años sin el más pequeño de sus hijos, asesinado por la secta integrista, y nada, Rebeca, cristiana, no accedió a lo que ellos más querían, que cambiase de religión. 

Tiene 29 años y esa parte de su cautiverio, la de la resistencia, la cuenta en lengua hausa con mucho orgullo. Salen las lágrimas cuando piensa en donde estaba por entonces y donde se encuentra ahora. Increíble no solo para ella. Se tapa con el chal que cubre su cuerpo enjuto para frenar la emoción y proseguir el relato. ¿Qué viene a diario a su cabeza después de aquella experiencia? "Recuerdo cada día", dice, "que tuve un hijo con Boko Haram". Se llama Cristóbal y está bautizado.

Ella no es de Chibok, la aldea a la que Boko Haram —que del hausa podría traducirse como "la educación occidental está prohibida"— llegó en la noche del 15 abril de 2014 para secuestrar a más de 200 niñas. El asalto desencadenó una tremenda campaña internacional. Rebeca es de otro pueblo más desconocido, Dogon Chuku, pero de allí también se llevaron los fieles de Abubaker Shekau a decenas de mujeres un 21 de agosto de aquel mismo año. Entre ellas, estaba esta joven. Vivía con su marido, Bitrus Zacarias, y sus dos hijos.

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Fuente:  El País España (Periódico)
Fotos: El País España (Periódico)




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