Religión
a la carta
En los últimos 40 años la iglesia católica Colombiana, ha perdido, por lo menos, a un 25% de sus fieles mientras otras fuerzas religiosas y místicas van ganando terreno.
¿Dónde está puesta la fe de esos colombianos que decidieron divorciarse (o que nunca se han inscrito) del catolicismo?
LA NUEVA FE
El padre Hermann Rodríguez, decano de la Facultad de Teología de la Universidad Javeriana de Bogotá, escucha atento las cifras sobre la pérdida de seguidores que ha sufrido la iglesia católica en los últimos 40 años. Está sentado en su escritorio y no muestra ni un gesto de sorpresa cuando se le dice, por ejemplo, que Colombia pasó de tener una población 95% católica en 1970 a un 79% en 2014, según el centro de investigaciones estadounidense Pew Research; y que incluso hay expertos colombianos, como el sociólogo William Beltrán de la Universidad Nacional, que afirman que esa cifra es aún más baja y que ahora sólo cerca de un 70% se sigue considerando católico. Continúa inmutable.
– ¿Cree en estas cifras? –Sí. No creo en ellas como creo en Dios –dice sonriendo– pero sí me parece que son estudios serios que reflejan la realidad. Incluso creo que las estimaciones están un poquito altas. Yo me atrevería a decir que si hoy el 70 por ciento de la población fue bautizada católica sólo un 25 por ciento es practicante y vive su fe de una manera consciente y responsable.
Las estimaciones del padre Hermann no están nada alejadas de la realidad. William Beltrán, que es el autor del último gran estudio realizado en Colombia al respecto, encontró que para 2010 el 80 por ciento de los católicos aseguraban no pertenecer a ninguna iglesia o grupo religioso. En otras palabras: Decían ser católicos pero no practicantes. “La práctica de la religión es la que está en crisis –dice el padre Rodríguez–. La gente está en una búsqueda muy grande de un sentido profundo de la existencia, de una fe, y nosotros muchas veces no respondemos a esas expectativas. Cumplimos con los ritos, con las formas, pero sin abrirle un espacio a la experiencia espiritual que es lo que la gente está buscando, y lo que vale”.
¿Dónde están esos fieles que han abandonado la iglesia católica? O mejor aún, ¿dónde está puesta la fe de ese 30 porciento de colombianos que no se suscriben al catolicismo? Según el estudio del profesor Beltrán la segunda fuerza religiosa del país, donde están un 16,7 por ciento de los colombianos, es la llamada “diversidad protestante” (que encierra a las iglesias cristianas evangélicas y pentecostales). En el tercer renglón, con un 8 porciento, está el grupo de ateos, agnósticos y otros más que afirman “creer en Dios pero no en la religión”. Y unas porciones mínimas son testigos de Jehová, adventistas, musulmanes, budistas, hare krishna, rastafaris y ortodoxos.
El camino de las iglesias evangélicas para llegar a ese segundo peldaño empezó 60 años atrás, con la violencia que obligó a los campesinos a refugiarse en las ciudades. La iglesia católica fue incapaz de acoger a esos nuevos fieles. No había ni iglesias ni sacerdotes ni una organización tan fuerte para cargar con tanta pobreza y tantas necesidades que traían los desplazados del campo, entonces aparecieron las iglesias evangélicas como las salvadoras. Para la década de los 90 los cristianos evangélicos pentecostales (esta última categoría de ‘pentecostales’ hace referencia a experiencias que los fieles consideran “dones del Espíritu Santo”, como los milagros, la sanación, los exorcismos, hablar en lenguas) ya constituían la segunda corriente religiosa más fuerte del país.
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http://www.semana.com/cultura/multimedia/las-nuevas-religiones-que-profesan-los-colombianos/456129-3
Fuente: Semana.com
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